27 Al acabar la plegaria, tomaron las armas y avanzaron un buen
trecho fuera de la ciudad; cuando estaban cerca de sus enemigos, se
detuvieron.
28 A poco de difundirse la claridad del sol naciente, ambos bandos se
lanzaron al combate; los unos tenían como garantía del éxito y de la
victoria, además de su valor, el recurso al Señor; los otros combatían con la
furia como guía de sus luchas.
29 En lo recio de la batalla, aparecieron desde el cielo ante los
adversarios cinco hombres majestuosos montados en caballos con frenos de
oro, que se pusieron al frente de los judíos;
30 colocaron a Macabeo en medio de ellos y, cubriéndole con sus
armaduras, le hacían invulnerable; arrojaban sobre los adversarios saetas y
rayos, por lo que heridos de ceguera se dispersaban en completo desorden.
31 20.500 infantes fueron muertos y seiscientos jinetes.
32 El mismo Timoteo se refugió en una fortaleza, muy bien guardada,
llamada Gázara, cuyo estratega era Quereas.
33 Las tropas de Macabeo, alborozadas, asediaron la ciudadela
durante cuatro días.
34 Los de dentro, confiados en lo seguro de la posición, blasfemaban
sin cesar y proferían palabras impías.
35 Amanecido el quinto día, veinte jóvenes de las tropas de Macabeo,
encendidos en furor a causa de las blasfemias, se lanzaron
valientemente
contra la muralla y con fiera bravura herían a cuantos se ponían delante.
36 Otros, subieron igualmente por el lado opuesto contra los de
dentro, prendieron fuego a las torres y, encendiendo hogueras, quemaron
vivos a los blasfemos. Aquéllos, entretanto, rompián las puertas, y tras abrir
paso al resto del ejército, se apoderaron de la ciudad.
37 Mataron a Timoteo, que estaba escondido en una cisterna, así
como a su hermano Quereas y a Apolófanes.